AGROPERIFÈRICS de Ignasi López busca micromecenas

Está en pleno proceso de conseguir financiación por medio de Verkami para hacer realidad la publicación del libro AGROPERIFÈRICS. He decidido compartir como he vivido desde fuera este interesante proyecto fotográfico.

Conocí a Ignasi López caminando por Barcelona, en una transurbancia coordinada por  Pau FausDomènec y Pere Grimau dentro del proyecto «Canòdrom/Canòdrom» a principios de 2010. Al terminar repentinamente la ruta de ese día, por culpa de la lluvia, pudimos conversar tranquilamente en un bar del bario de Sant Andreu, donde me habló del proyecto que estaba realizando sobre los huertos periféricos en el ámbito rural.

Poco tiempo después quedamos para hacer un recorrido por uno de los huertos en el que había trabajado, uno situado a las afueras de Mollet del Vallès, un pueblo de la comarca del Vallès Oriental, en la provincia de Barcelona, rodeado de grandes polígonos industriales. Hablamos de este extendido fenómeno de pequeños y anárquicos huertos por todo el área metropolitana de Barcelona y casi en toda la periferia de las grandes y pequeñas ciudades barcelonesas, de lo interesante que resultaba como ciertas personas, la mayoría venidos de fuera de Cataluña, deciden utilizar una pequeña parcela para desarrollar una actividad y que, en la mayoría de los casos, les permitían retomar una actividad que habían dejado en los años 60.

Ignasi López en Mollet del Vallès. Fotografía: Francisco Navamuel

Camino de Mollet, Ignasi me comentó su preocupación por la desaparición del huerto al que íbamos. Había estado unos días antes de su  desalojo y no había vuelto desde entonces. Tenía curiosidad por ver como había quedado después de que el ayuntamiento tomara la decisión de eliminar y arrasar los huertos, argumentando razones estéticas, entre otras. Los ocupantes de los huertos le reprocharon a Ignasi que la causa del desalojo estaba relacionado con las fotografías, haciéndole responsable de la situación. Precisamente Ignasi estaba fotografiando estos lugares porque está sensibilizado con el uso de estos espacios.

En el centro, la Mamiya RZ-67 de Ignasi López. Fotografía: Francisco Navamuel

Ese mismo día, Ignasi me mostró la maqueta digital de lo que sería el libro AGROPERIFÈRICS.

Jon Uriarte mostrando la maqueta de Agroperifèrics en el Photobook Club Barcelona. Fotografía: Francisco Navamuel

Hace pocos días pudimos asistir a una de las sesiones del Photobook Club Barcelona, organizadas por Jon Uriarte, donde se presentaron las maquetas de libros de los fotógrafos Rafael ArochaSalva LópezRoc Herms y la de Ignasi López, comentadas por cuatro voces autorizadas en el mundo del libro de fotografía, Israel Ariño, Arcangela Regis, Román Yñán y Ramón Reverté. Tuvimos la oportunidad de ver, tocar, oler, analizar y comentar la maqueta de AGROPERIFÈRICS.

Sesión del Photobook Club Barcelona donde se presentó la maqueta de Agroperifèrics. Fotografía: Francisco Navamuel

Después de la experiencia de mostrar la maqueta en público y de recibir buenas criticas por parte de los asistentes, y ahora que está en pleno proceso de hacerse realidad el libro, hice esta entrevista a Ignasi López para que nos explicara en profundidad lo que nos vamos a encontrar en la publicación.

¿Que aporta Agroperifèrics?

Agroperifèrics es un ensayo fotográfico sobre la memoria entendida como energía creativa. La memoria es una construcción mental que nos vincula a un pasado y a nuestros recuerdos. Eso a menudo nos ancla y nos vincula a ellos. Yo quiero hablar aquí de esos vínculos de manera constructiva.

Como punto de partida “Agroperifèrics” explora las creaciones de artefactos, por parte de gente mayor, que les permiten generar lugares en espacios hasta entonces vacantes. Estos lugares, agrarios y permeables, no sólo son el espacio que ocupan; en mi opinión son transposiciones de un lugar en su memoria, son representaciones de vínculos con la tierra a los cuales estan muy apegados, son como los non-sites de Robert Smithson.

Entiendo la memoria como la energía capaz de modelar el presente de forma coherente e interconectado, a partir de unos referentes aprendidos. El sujeto elegido, el fenómeno agroperiférico, no es casual ya que éste tambien está en mi cajón de apegos y recuerdos desde niño.

En la edición del libro hemos querido jugar con esa memoria en varias líneas cruzadas. Por una parte está el contenido de las imágenes; en ellas está el recuerdo industrial y doméstico de los objetos y de las personas que conforman ese universo pero también está el recuerdo de de las imágenes aprehendidas como base para reconstruir nuestra mirada, nuestra capacidad de imaginar y de percibir.

Desde que en 2006 empecé a fotografiar esos artefactos y lugares, los veía como intervenciones de land-art, como ready-mades, como piezas de arte generadas inconscientemente. Posteriormente te das cuenta que quien ha generado ese concepto inconscientemente eres tu mismo, a partir de la influencia ejercida por el recuerdo de imágenes “prestadas” por ese legado visual o constructo cultural colectivo del cual forman parte.

Por otra parte está la narración, la secuencia; entiendo Agroperifèrics  como una reconstrucción visual a partir de imaginarios, elementos y fragmentos de historias recordadas, como una necesidad de resolver ese laberinto que la memoria nos va planteando a partir de los referentes aprehendidos o latentes (dile subconsciente si quieres).

¿Es el libro el mejor formato para mostrar Agroperifèrics?

Para mi sí, sin duda. Hace ya un tiempo, una vez estaba editando el primer archivo de imágenes resultantes, tuvimos claro que el formato libro ofrecía un potencial narrativo que me parecía idóneo para esas imágenes. No entiendo este proyecto como una serie o como series. Aunque sí que hemos planteado un formato expositivo posible a partir de bloques, no series sino micro-historias. Tuvimos claro que “Agroperifèrics” sería un libro bastante antes de empezar nuestra andadura en un proyecto de edición como  Bside Books.

Agroperifèric_Iganasi
Sesión del Photobook Club Barcelona donde se presentó la maqueta de Agroperifèrics. Fotografía: Francisco Navamuel

¿Qué criterio predomina en este proyecto?

Este proyecto ha sido, básicamente, un ejercicio cognitivo, como una respuesta a un interés visual por este fenómeno. El criterio, la premisa básica ha sido descubrir y reconocer un legado común a partir del caminar, visitar esos lugares, hablar con sus estadantes, sus artífices, …

La fotografía como herramienta visual me ha ayudado a descubrir esas capacidades de la memoria colectiva que luego vamos reconstruyendo a partir del archivo de imágenes generadas.

¿Qué referente, sea fotográfico o de cualquier otra disciplina, relacionas con el proyecto?

Jeje (risas) ¡hay muchos! Precisamente es un proyecto dónde subyace un imaginario lleno de referentes. Están claramente, como comentaba, Duchamp, Smithson, Richard Long, Alexander Calder,… pero también está “Alicia en el país de las maravillas”, están las historias de enanos y  cuentos de bosques encantados. Están los westerns de Sam Peckinpah y de John Ford. Le veo también algo de “el Barón Rampante”, de Calvino, películas de Fellini, de Pasolini, Christo (los dos, el artista y el crucifijo)…

Creo que todo esto y más anda ahí, destilado.

Durante el proceso del trabajo fotográfico, ¿ha cambiado en algún momento la idea original de lo que querías mostrar?

 Sí. El proceso de trabajo empezó, en 2006, como una exploración visual a esos espacios autoconstruidos que rodean todos los pueblos y ciudades de la corona metropolitana de Barcelona, a partir de un cambio de residencia, del Maresme al Vallès. Posteriormente invité a Marta Dahó y a Carles Marcos a colaborar en el proyecto y empezamos un trabajo conjunto de investigación de referencias teóricas, visuales y de edición relacionados con el fenómeno Agroperiférico tanto aquí como fuera.

 En ese momento el proyecto estaba bastante abierto. Me interesaba todo lo relacionado con ese universo a nivel geográfico, urbanístico, social, económico… hasta que descubrí “la Ciudad Jubilada” y conocí a Pau Faus (se cuenta aquí)

 A partir de entonces el proyecto dió un vuelco ya que me sentí liberado de contar lo que él, desde varios punto de vista, contaba en su “Breve Diccionario sobre los Huertos informales ”. Reconozco ese proyecto como un referente paralelo al proyecto. Es precisamente un referente que contiene una miscelánea teórica que para mi, cubría explicaciones que ya no tengía porque dar. A partir de entonces el proyecto perdió el interés mas contextual, urbanístico y general para centrarse en un discurso visual mas concreto, hacia el imaginario y la memoria. Fue entonces cuando decidimos que quizás el proyecto no necesitaba ni texto. El libro como pieza en sí no contendrá texto. Posteriormente (ahora, por ejemplo) creo y quiero explicar cosas y hemos invitado a Joan Nogué a que pasee por ese discurso mudo que es la pieza-libro y escriba sus sensaciones desde su punto de vista personal, que contiene sin duda un enorme poso en geografía humana.

Finalmente hemos decidido acompañar el libro de un encartado anexo, no sólo con textos sino con los créditos (sabemos que unos créditos que contengan los nombres de todos los micromecenas que han apoyado el proyecto por crowdfunding van a ser largos y piden su espacio).

Marta Dahó e Ignasi López participando en el Photobook Club Barcelona. Fotografía: Francisco Navamuel

En la autoedición, ¿gana el proyecto o el autor?

Está claro que en la autoedición el autor gana en toma de decisiones y en responsabilidad ante el proyecto y con respecto a lo que muestra. Pero de hecho no considero que lo que hacemos sea puramente autoedición. Tanto en este proyecto (con Marta Dahó, Carles Marcos y Carlos Albalá) como en todo lo que hemos editado en Bside Books definimos esa dinámica como una edición colaborativa (no colectiva) en la cual un grupo de gente opina, ayuda y dialoga aunque la responsabilidad y las decisiones siguen siendo del autor. Yo considero el proceso de edición como un proceso de diálogo abierto, una posibilidad de generar y descubrir empatías a partir de pruebas visuales, maquetas, secuencias.  Comunicarse siempre es probar con la respuesta del otro. Autoeditar no lo veo como algo para autosatisfacerse uno mismo a partir de un discurso muy claro sino como un método cognitivo. Aunque en esa negociación está claro que el límite y el equilibrio debe marcarlo el autor. Editar para mi es poder jugar con este proceso antes de la publicación.

¿Crees que la fotografía es la herramienta adecuada para hablar de ese fenómeno?

Seguramente no. Por eso lo hemos llevado al terreno de la fotografía, del imaginario, de la representación, de la secuencia, de la construcción de una historia nueva. Es reciclaje de imágenes, ciertamente. A mi me sirve para conocer y reconocer, que ya es mucho. Lo optimo? Autoconstruir mi propio huerto! De momento fotografío lo que admiro. A ver si algun día hago lo que admiro!

Agroperifèrics de Ignasi López

Después de realizar algunos ajustes, como el cambio de formato (la maqueta tenía formato cuadrado) aquí tenéis un vídeo de como será el libro:

Y aquí podéis apoyar el proyecto siendo micromecenas:

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