En un momento dado, el suyo, empecé a no ver, que no es lo mismo que quedarse ciego.
En este momento, el mio, donde un gesto ya no vale mil palabras, donde la acumulación de imágenes sin palabras se está convirtiendo en una carrera de sacos sin fondo, donde esta acumulación pornográfica de imágenes no deja ver el origen de todo este disparate, he decidido parar y dar unas vacaciones, las vuestras, a mis fotografías.
Se veía venir, pero todavía no hacía el suficiente calor como para querer desnudarme del todo. Algunas personas lo han hecho un poquito antes que yo, porque son de buena escuela y se lo toman en serio, con todas las consecuencias. Otras han reflexionado sobre esto, el gesto, para hacernos pensar un poco, lo suficiente como para salvarnos justo antes de ese día, el del suicidio profesional.
¿Que hacer con tantas imágenes?
Desaparecen las fotografías entre tantas imágenes para dar paso a las palabras, a estas palabras, que son las que han sobrevivido al naufragio visual y que creo que siempre han estado ahí, estoy seguro que si, pero el sinsentido de fotografías no nos dejaba leer.
Prometo que he sido muy obediente, que he fotografiado lo que me han dicho, que me he comprado la mejor cámara digital del mercado y que me he matriculado en el mejor máster posible, pero me quedo con la sensación de haberme equivocado de escuela.
Leer la imagen.
Cuando aprenda a leer y sepa que hacer con mis fotografías y con sus palabras, volveré.