Oliviero Toscani, conocido popularmente por sus fotografías para las polémicas campañas publicitarias de Benetton, nos ha dejado recientemente unos titulares a modo de PERLAS con motivo de su participación en un taller organizado por la Casa de la Imagen de Logroño y que el diario El País publicó el pasado 14 de julio.
Oliviero Toscani se considera más un artista que un fotógrafo, aunque también le podemos considerar vendedor de gafas, de vino, de aceite o criador de caballos, pero de lo que seguro podemos considerar todos al señor Toscani es de ser un provocador profesional.
La PERLA que rescato de la entrevista de El País es un párrafo en el que habla sobre los fotógrafos (aunque todavía no se a qué fotógrafos se refiere) y que nos comenta:
“el nivel cultural medio de los fotógrafos actuales es muy bajo” y cree que “pasan demasiado tiempo hablando de técnica, pero la tecnología es solo un medio. La pluma no hace la poesía, a mí no me interesa discutir sobre la pluma cuando hablo de poesía, y la mayoría de fotógrafos pierden el tiempo discutiendo de la pluma. En general, buscan solo un deleite estético en la imagen, en lugar de retratar la realidad. Y la fotografía debe tener una función social, debe mostrar la condición humana extrema; lo demás es solo una masturbación estética”.
Seguro que Oliviero Toscani es una persona muy viajada, en contacto con los mejores profesionales, empresarios y políticos del mundo, pero le puedo asegurar que con este comentario no está siendo fiel a la realidad, por lo menos a la mía. Puede que este tipo de discurso se de en los inicios de cualquier estudiante o aficionado que se enfrente a la fotografía desde el titubeo de la técnica (tan relacionada con la tecnología), pero no es tan frecuente cuando uno ha pasado esa etapa y se enfrenta al mundo real.
Para acabar, en el último párrafo de la entrevista nos suelta:
“Voy a enseñar la subversión. Hay que subvertir, es una energía que debe ser desarrollada por los jóvenes. El arte sin subversión no es necesario».
Suena antiguo, de hace más de cien años, casi de panfleto futurista de las primeras vanguardias. El señor Oliviero Toscani se pone el disfraz de otro italiano, Filippo Tommaso Marinetti y pretende hacer de la polémica arte, enseñando nada más y nada menos que la subversión a los jóvenes, supongo que por medio de crear fáciles polémicas a través de imágenes que acompañan a grandes marcas de ropa. La misma ropa que compran estos futuros jóvenes subversivos («moda punki en Galerías«).
Si Marcell Duchamp y Emmanuel Rudzitsky levantaran la cabeza…